Hoy podemos cuestionarnos sobre el amor, a la vuelta de la esquina, quizás hasta con cierto valor comercial, el día de la amistad y los enamorados. Hay quienes pueden sentirse desilusionados por no tener pareja o amigos con quienes compartir, en especial por el sentido “económico “ pues es algo más que parte de un drama, donde quienes sienten un cariño o sentimiento más allá de lo tradicional, tienden a expresarlo mediante regalos, flores, chocolates y ositos de felpa. Pero es allí donde erradica el problema. No es en las cosas materiales que habita el Amor, son los pequeños detalles los que marcan la diferencia.

Ironías de la vida! Que las cosas que son realmente importantes, no son cosas, son personas, sentimientos, afecto sincero; gente que no tiene miedo de demostrar lo que siente desde el corazón. Y ahí es que entra lo humano, el ser cristianos, si nos fijamos detenidamente en nuestro alrededor, podremos ver las manos de un Dios amoroso en cada parte de la naturaleza, la sonrisa de un niño, el abrazo de una madre y el apoyo de un padre que lucha y trabaja por el bienestar de su familia, eso es amor! De verlo de esa manera, no nos sentiríamos solos, pues estaríamos claros de que Dios siempre está a nuestro lado, muestra de eso, es que al compartirlo cada día presente y real en la Eucaristía, recordamos que todo su sacrificio fue por amor a cada uno de nosotros, y que no existe amor más grande que ese, que el dar la vida por sus amigos, bíblicamente, está avalado de que quien ha encontrado a un amigo, ha encontrado un tesoro y nosotros desde antes de nacer, encontramos a Jesús.

No nos dejemos abrumar por el consumismo y centrémonos en que sólo Dios basta y lo demás será por añadidura, que sentirse amado, depende de amar y que la medida del Amor, es amar sin medida, que el Amor no sabe de rencores, orgullos, que todo lo perdona, que no solo está el Amor de parejas, también está la amistad, lo fraterno, el de una madre y un padre a sus hijos, y que la mayor felicidad, es tener la convicción de que nos aman por lo que somos, y a pesar de lo que somos.

Cualquier día es bueno, para decir un te amo o un te quiero, Dios no busca la perfección, nada puede separarnos de su amor, la sangre de Jesús nos alcanza en las profundidades del pecado, ofreciéndonos libertad, perdón, misericordia y reconciliación con el Padre. No importa cuanto hayamos caído, el amor y el perdón van más profundos. Y quien se siente amado por Dios y lo siente en su corazón, lo tiene TODO.

Ama sin esperar ser amado y serás feliz!