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Relación de la Navidad con el año nuevo

31 Dic Posted by in Uncategorized | Comentarios desactivados en Relación de la Navidad con el año nuevo

 

Los niños fácilmente comprenden que la Navidad debe celebrarse cada año, por ser como el cumpleaños de Jesús, tal como cada año se celebra el cumpleaños de cada uno de ellos. No se trata aquí de averiguar con exactitud histórica cuál fue la fecha real del nacimiento de Jesús; eso podrá discutirse todo lo que se quiera entre los especialistas. Aquí se trata sólo de captar la conveniencia de los ciclos anuales de esta celebración. Los seres humanos somos animales cíclicos, tanto los hombres como las mujeres; lo es nuestra respiración, nuestra circulación sanguínea, nuestros estados de vigilia y sueño, y también vivimos en ciclos de la naturaleza, como los días y las noches, los meses lunares, las estaciones y los años.

Dios quiso darnos incluso un ciclo semanal: “Seis días trabajarás y harás tus obras, pero el séptimo día es día de descanso, consagrado a Yavé, tu Dios” (Éxodo 20, 9-10). Qué bueno que se haya elegido para la fiesta de la Navidad el 25 de diciembre, pocos días después del solsticio de invierno, que marca en el hemisferio norte el día más corto del año, y que entonces empieza a crecer, como anunciando un nuevo amanecer; y qué bueno también que esté a menos de una semana del fin de año, para así comenzar el año con espíritu navideño.

¿Qué significa comenzar el año con espíritu navideño? ¿Cómo se relaciona la Navidad con el año nuevo? ¡Feliz Navidad y próspero año nuevo!, solemos decir. ¿En qué consiste esa prosperidad? El diccionario de la lengua dice que próspero significa favorable; más precisamente significa a favor de lo que espero (del latínpro-spero). Así, pues, próspero año nuevo es un año a favor de lo que espero. ¿Qué es lo que espero? Vivir establemente con lo que más amo. ¿Qué es lo que un cristiano espera?

Nuestros ciclos naturales más breves son el pulso cardíaco y la respiración, quizá demasiado breves para proponernos metas o hacer propósitos. Luego sigue el día. De los ciclos naturales podemos decir que, en lo personal, el día es el corto plazo, el mes el mediano y el año el largo plazo. Ciertamente puedo hacer propósitos para un día, y también para una semana o un mes; pero necesito un plazo mayor, al menos de un año, para aprender lecciones de vida, como puede ser aprender a perdonar o a confiar en Dios.

El año nuevo será próspero si en él aprendo a buscar y a vivir ―o aprendo a buscar y a vivir mejor―, establemente, con aquello que más amo. Esto es lo que me dará la felicidad, y como la felicidad pide eternizarse, quiero vivir eternamente con aquello que más amo. Me gusta considerar la muerte como una aduana en la que sólo pasa lo que soy, y no pasa nada de lo que tengo, ni siquiera una maleta, ni siquiera la ropa que llevo puesta. Por tanto, si quiero vivir eternamente ―aun después de la muerte― con lo que más amo, eso deberá formar parte de mi ser, no de mi tener.

Debo, pues, aprender a buscar y a vivir y a amar, ya en esta vida, todo aquello que podrá pasar por esa insobornable aduana que es la muerte; debo aprender a buscar y a vivir y a amar, ya en esta vida, los valores: el ser, la verdad, el conocimiento, el bien, el amor, la belleza, la unidad y todos los otros valores; y también la Fuente de los valores, que es Dios. Y eso debo aprenderlo ―o aprenderlo mejor― en el año nuevo que se acerca, que será así como una nueva oportunidad, como un renacer; sólo entonces será verdaderamente un año próspero.

Decimos bien, entonces, relacionando ambas realidades: ¡Feliz Navidad y próspero año nuevo!

by Paulino Quevedo.