El cuarto mandamiento encabeza la segunda tabla de la ley y dice “Honrarás a tu padre y a tu madre”
Dios quiere que después de Él a los que más honremos sean a nuestros padres, pues les debemos la vida y nos han transmitido el conocimiento y el amor de Dios.
Debemos mucho agradecimiento, amor y sacrificio y por eso Dios nos ha prometido grandes bendiciones si tratamos bien a nuestros padres, tal como podemos leer en Eclesiástico 3: “Los que honran a sus padres serán honrados por sus hijos y cuando recen serán escuchados por Dios”.
¡Este es un mandato dado por Dios mismo, por el cual los católicos asumimos a María como Madre! Y les damos ese valor especial a todas aquellas Mujeres que aun solteras, quizás hasta consientes de alguna enfermedad congénita o de índole desconocido, y hasta con el peligro de perder su propia vida, deciden seguir adelante con su embarazo. ¡Dios premia el valor y el respeto a la vida!
Como dice Papa francisco: «Piense en una madre soltera que va a la Iglesia o a la parroquia, y le dice al secretario: QUIERO BAUTIZAR A MI HIJO. Y el que le atiende le dice: No, no se puede, porque no se ha casado…
Tengamos en cuenta que esta madre tuvo el valor para continuar con un embarazo, ¿y con qué se encuentra? ¡Con una puerta cerrada!
Y así, si seguimos este camino y con esta actitud, no estamos haciendo bien a la gente, el Pueblo de Dios. Jesús creó los siete sacramentos y con este tipo de actitud creamos un octavo: ¡el sacramento de la aduana pastoral!
QUIEN SE ACERCA A LA IGLESIA DEBE ENCONTRAR PUERTAS ABIERTAS Y NO FISCALES DE LA FE».
¡Felicidades a todas las MADRES!
By SSH.