La vida moderna está llena de presiones de tiempo y de frustraciones. En otras palabras, es estresante: apresurarte para alcanzar las fechas límite, estar detenido en medio del tráfico, discutir con tu cónyuge. Estas y otras situaciones hacen que nuestro cuerpo reaccione como si enfrentara una amenaza física.
El estrés es una respuesta física y
emocional a una situación particular. Puede presentarse a corto plazo (agudo),
o a largo plazo (crónico). Si el estrés es elevado constantemente, puede hacer que la persona sea
vulnerable a varias enfermedades.
Es importante que entendamos que el
estrés es la respuesta a un suceso, “No el suceso mismo”, y por fortuna se
pueden desarrollar habilidades para evitar algunos factores estresantes y
limitar los efectos de otros tantos.
Ahora bien, no todo estrés es malo.
Este puede ser positivo cuando produce energía que se dirige al crecimiento, la
acción el cambio: cuando nace un hijo o un ascenso en el trabajo.
Cada persona reacciona de diferente
forma: a quienes por naturaleza no responden casi a nada, mientras que otros
reaccionan con fuerza ante la más ligera señal de estrés.
Veamos cuales son algunos de los
signos y síntomas de sobrecarga de estrés para que puedas saber en que nivel
vives:
En tu cuerpo:
Dolores de cabeza, de pecho,
palpitaciones, hipertensión arterial, dificultad para respirar, dolores
musculares (cuello y espalda); mandíbulas trabadas, rechinido de dientes,
garganta apretada y seca, indigestión, estreñimiento o diarrea, aumento de la
transpiración, fatiga, insomnio, aumento o perdida de peso, problemas en la
piel como urticaria o disfunción sexual.
En relación a los pensamientos y
sentimientos:
Preocupación excesiva, ansiedad,
enojo, irritabilidad, depresión, tristeza, inquietud, cambios de humor,
sensación de inseguridad, dificultad para concentrarse, confusión, falta de
memoria, resentimiento; tendencia a culpar a los demás por los sentimientos
propios, culpa, apatía, sensación de insignificancia.
En
cuanto a tu comportamiento:
Exceso o falta de apetito, aumento de las discusiones,
explosiones de enojo a la menor provocación, aumento del uso de alcohol y
drogas; aumento de tabaquismo, retraimiento o aislamiento, ataques de llanto,
irresponsabilidad; reducción de la productividad, mal desempeño laboral,
agotamiento, cambios en los patrones de sueño, cambios negativos en las
relaciones cercanas, hábitos o tics nerviosos, impaciencia o reducción del
interés en el sexo.
¿Qué
hacer ante una situación así?
Lo primero es que identifiques que es lo que te causa
estrés:
-Familia y relaciones: ¿Enfrentas
problemas con tu familia inmediata o con otras relaciones cercanas? ¿Te estás
ajustando a tu matrimonio? ¿Embarazos? ¿Estas ante la separación o el divorcio?
¿Tus padres son de edad avanzada y esperan que los cuides?
-Asuntos de salud: ¿Alguna
persona a tu cargo tú enfrentan una enfermedad crónica o aguda? O ¿Te
encuentras ante una discapacidad o lesión de larga duración? ¿Te causa
sufrimiento tener dolor? ¿Te preocupa tu sobrepeso?
-Manejo del tiempo:
¿Tienes una gran lista de pendientes y no te da tiempo de cumplirla? ¿Siempre se
te hace tarde?
-Equilibrio entre trabajo y vida: ¿Esta
desequilibrada la relación entre el trabajo y familia? ¿Te agobia ser un padre
o una madre que trabaja?
– Estrés laboral: cambios
de trabajo, conflictos en la oficina, perdida de trabajo o falta de oportunidades
en el actual.
– Preocupaciones
financieras o de otro tipo: deudas,
presupuestos, eventos o situaciones que no puedes apartar de tu mente.
Los expertos recomiendan una serie de acciones sencillas
pero a la vez difíciles de hacer en nuestra vida diaria:
* Piensa positivamente: aleja
los pensamientos negativos y que tu “diálogo interno” sea para animarte y no
para afectarte.
*
Aprende a manejar tus emociones
* Protege tu tiempo: aprende a decir no,
identifica tus prioridades, dedica tiempo a ti mismo.
*
Haz ejercicio físico
*
Realiza ejercicios de relajación y meditación
*
Reza y dedica tiempo a tu vida espiritual
*
Cuida tu sueño y trata de dormir lo suficiente.
*
Mantén relaciones cordiales con los demás
*
Ayuda y sirve a los demás
*
Diviértete y ten sentido del humor.
Recuerda,
el estrés es la respuesta a un suceso, no el suceso mismo, y puedes desarrollar
habilidades para disminuirlo.
Por: Lucía Legorreta de Cervantes | Fuente:
yoinfluyo.com